miércoles, 17 de noviembre de 2010

Videocámara + silla de ruedas = !Una steadycam!


En la inmersión (glup glup) de buscar opciones para facilitar a Pepe (PezPepo) el uso de una videocámara estaba la necesidad de hacer accesibles los botones a sus habilidades. Todas las cámaras que existen en el mercado tienen los botones minúsculos, incluso los de sus mandos a distancia lo son. Por eso el primer objetivo fue fácil de detectar: acceder a los comandos de la cámara a través de algún conmutador externo de gran tamaño que active alguna de las funciones de la videocámara.
En la búsqueda de información sobre como adaptar la videocámara,salieron a flote diferentes opciones. Por ejemplo: conectar una videocámara (a través de un cable USB) a un ordenador e instalarle un software de control de webcam. No era descabellado, varias marcas de handycam permiten esta opción, de modo que “sólo” había que posibilitar el manejo del software a través de algún sistema alternativo de acceso al ordenador. Enseguida llegó la lluvia de ideas: un conmutador externo, una pantalla táctil, sistemas de control del ratón a través de algún movimiento...
La idea no estaba mal, aunque, además, necesitábamos algún sistema de sujección para acoplar el ordenador y/o conmutadores a la silla con la que Pepe se desplaza. Uhm, el hecho de que resultara incómodo moverse por el espacio con todo este artilugio y el difícil acceso a todos los materiales necesarios hizo que desecháramos esta opción.
No importa. Cogimos aire y nos lanzamos a la siguiente inmersión. Esta vez el objetivo era adaptar el mando de una videocámara, de forma que Pepe pudiera manipularla con facilidad. Fue él mismo quien nos mostró unos mandos con un joystick con los que jugó hace tiempo con los videojuegos y que ya no utilizaba. ¡Sí, tal vez podían servir…! Además, una de las cámaras a las que teníamos acceso tenia un mando de gran tamaño (aunque con botones pequeños).
Como esto de estar sumergido y entre cables da un poco de respeto contactamos con un amigo, José Merino, Ingeniero Electrónico, a ver qué le parecía el asunto. Le enseñamos los materiales de los que disponíamos (cámara con mando a distancia y control de mandos con joystick) y lo primero que hicimos ver juntos las funciones que debíamos priorizar. Nuestra decisión fue: la de el botón de grabar y stop y los dos para el zoom.
Nos pusimos manos a la obra y ubicamos los botones que maneja Pepe con mayor habilidad. 
 (estos son los componentes, por fuera)
Después José Merino se puso manos a la obra porque, desde luego, él no sólo lo veía bastante posible sino que estaba encantado de estar inmerso en esta aventura… Pero mejor que lo cuente él:
Tras una primera inspección ocular se llega a la conclusión de que, o se desmontan ambos en las tropecientas piezas de las que estarán formados o allí nadie se aclara. Así que, manos a la obra, a sacar todos los tornillos que la vista alcance a descubrir. 
Una vez abierto el mando grande se comprueba que su mecanismo de funcionamiento es muy sencillo, no son más que interruptores con 2 contactos y unos cables y soldaduras que podría manipular un elefante con parkinson. Incluso el joystick tiene un funcionamiento muy sencillo. Como el mando dispone de un cable de conexión con unos 10 cables, lo utilizaremos para conectarnos al otro mando. Modificamos las soldaduras para su nueva aplicación y sacamos un par rojo-negro fuera del mando para las pilas. Tapamos de nuevo el mando con casi todos los tornillos originales (un par habían desaparecido y tampoco hace falta pasarse una tarde buscándolos por el laboratorio).
Al abrir el mando de la cámara, eso ya es otra cosa. Allí no hay ni botones, ni cablecitos ni soldaduras ni nada. Todo funciona sobre una película de carbono con contactos en su interior. Para acceder al cobre se rasca la película de carbón con un cutter, ante el peligro de cortar alguna pista, de que luego aquello quede inservible… Con estas dudas siempre suele costar hacer la primera incisión con el cutter, pero puestos en materia te pega ese subidón de adrenalina que tenemos desde pequeños cuando destrozamos cosas.
Cuando localizamos la pista de cobre de cada contacto soldamos como podemos los cablecillos del mando grande. Como la cosa se aguanta por los pelos utilizamos la última tecnología de la NASA para sujeción de sistemas, el celo o, en este caso, cinta aislante. Vueltas y más vueltas para que a nadie se le pase por la cabeza desmontarlo. Con todo eso, es imposible volver a tapar el mando con su funda original, así que lo sujetamos al primero trozo de placa que encontramos en la basura del laboratorio.
Ya puestos a rebuscar en la basura encontramos un portapilas para 4 pilas; nosotros solo necesitamos 2, pero como ya estamos en la dinámica chapuceril le ponemos un trozo de cinta aislante a las 2 que no se utilizan para que a nadie se le ocurra meter nada y pim pam pum , ya tenemos mando nuevo”.
¡Y funcionó! ¡Vaya que si funciona!
Lo único que quedaba era acoplar el nuevo mando de la cámara y la cámara, a la silla y para eso fue suficiente utilizar un soporte para la sujeción de un componente externo y un pequeño trípode articulado en el que apoyar la cámara.
Así la silla, ha sido convertida en ¡una Steadycam!.


No hay comentarios: